Las mujeres de Guerrero somos todas

Cerca de seis millones y medio de los indígenas que viven en zonas rurales en México son mujeres que sufren la violencia más cruel: la pobreza[1].

Cerca de seis millones y medio de los indígenas que viven en zonas rurales en México son mujeres que sufren la violencia más cruel: la pobreza[1]. La realidad de la mujer indígena mexicana se mide en altos índices de mortalidad infantil, fecundidad temprana y elevada, desnutrición, y maltrato tanto en el ámbito domestico como social[2].Circunstancias que en el mejor de los casos son producto de la negligencia del gobierno y en el peor, de una política institucionalizada y generada desde el estado mexicano mismo a instancias de un proyecto económico depredador.

La realidad de un país desintegrado por la migración masculina (que incide en la migración femenina[3]), las obliga a sostener solas el hogar exponiéndolas a diversas formas de explotación. En el campo la situación alcanza proporciones dramáticas; es importante señalar que este fenómeno es compartido por las mujeres en los ámbitos, tanto rural como urbano (y por supuesto, no privativo de la realidad mexicana); sin embargo en este país de acuerdo al Instituto Nacional de las Mujeres, un alto porcentaje de estas carecen de tiempo para la cultura y el esparcimiento viéndose sometidas a una doble jornada laboral de mas de 30 horas de trabajo tanto en casa como fuera de ella.

La violencia y sobreexplotación hacia las mujeres son síntomas de una profunda descomposición social, ciertamente heredadas desde la conquista, pero agudizadas por las las políticas del libre mercado implementadas desde los 80s [4] : la consecutiva apertura de maquiladoras en los estados del norte en la década de los 90s produjo un alto índice de migración femenina, fundamentalmente de los estados del sureste a la “prometedora” frontera norte; el llamado “milagro mexicano” producto de los dictámenes del FMI no tardaría en mostrar su verdadera naturaleza. Solo a través de este fenómeno inducido por la dictadura neofeudal del libre mercado (es decir el capitalismo en su vertiente económica neoliberal) se puede explicar que de 1993 a la fecha se hayan contabilizado 460 crímenes y 600 desapariciones, sumando aproximadamente 65 casos de feminicidios al año en Ciudad Juárez Chihuahua, meca de las maquilas auspiciadas por Carlos Salinas de Gortari durante su sexenio [5]. Actualmente las ciudades de Guadalajara, el estado de Sinaloa y Tijuana empiezan a sobresalir en esta nefasta lista.

Guerrero, no ha sido la excepción en este sentido. En un lugar en donde la causa más importante de mortalidad es el homicidio, los levantamientos y desapariciones[6], las mujeres tuvieron que resistir la práctica casi común de la violación y el asesinato. La inseguridad produjo un fenómeno notable y sin precedentes en cuanto a organización social: las comunidades de la montaña y de la Costa Chica crearon un sistema de policía comunitario, dándole un uso contemporáneo a antiguas prácticas de organización comunitaria de los pueblos mixtecos, nahuas y amusgos que habitan la zona[7].

Las problemáticas que enfrentan las Guerrerenses son las mismas de millones de mujeres en el campo Latino Americano: lengua y tradiciones menospreciadas, racismo, discriminación, maltrato y explotación producto del despojo sufrido por siglos y que ahora toma formas neocoloniales por medio de reformas auspiciadas por el mismo estado del que forman parte.

La vida en esta zona, como en muchas otras del país (Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo) es difícil, aun se cocina con leña hay que cortarla, cargarla y transportarla; las mas simples labores domesticas implican una labor física ardua, a esto hay que sumarle el trabajo en el campo, el traspatio, la parcela y el hogar que no es retribuido pero que constituyen un apoyo indispensable a la economía familiar. Si la situación no tiene remedio, la migración: La maquila o la pizca en el mejor de los casos, la muerte en el peor[8].

A pesar de hacer frente diariamente a esta dura realidad, las mujeres en el campo se están organizando. El ejemplo de las mujeres Chiapanecas del EZLN es tal vez el mas conocido, pero aquí, en Guerrero, el estado que padece mayor índice de desnutrición de alto riesgo en el país, el estado en el cual la gente sobrevive con 3 centavos de dólar al día, en donde 27 % de la población es analfabeta y habita las peores viviendas del país[9], las mujeres también se están organizando.

Enedina Galindo Bautista, de la comunidad de Buena Vista., es el vivo ejemplo de esta participación desde la fundación del proyecto de la Policía Comunitaria de la Costa Chica y la Montaña, al preguntarle sobre la problemática de la mujer en la montaña su respuesta es contundente: “Igual que la de los hombres, la pobreza”.

Una pobreza que no se explica cuando se valoran los recursos de estos pueblos: agua, bosques, litorales.Una pobreza endémica provocada por la depredación, un robo injusto que desmoraliza. Enedina lo dice describe así “… a veces la pobreza deja (a las mujeres) … como te diré como que la pobreza les saca ese derecho de que ellas puedan participar en las organizaciones”.

En las zonas que resguarda la Policía Comunitaria la participación de la mujer ha sido esencial, de acuerdo a Enedina “ las mujeres han participado en la Coordinadora desde que empezó el sistema comunitario de seguridad, hace doce años, nos cuenta “la participación de las mujeres es muy importante porque ella es la que hace la justicia de su compañera”, Paula Silva Florentino, actual tesorera de la CRAC (Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, figura jurídica creada por las comunidades que conforman el sistema de Policía Comunitaria), y que ha participado en este proyecto desde 1997 , piensa lo mismo: “… impartir justicia es muy difícil con los hombres, pero ya con las mujeres yo creo que los comisarios no podrían favorecer a sus compañeros o luego nada mas no quieren que sus compañeros se castiguen y castigan a los dos como que ahí también de ley tiene que ser una comisaria para que atienda casos de mujeres”.

La propuesta de Paula en términos de la participación de la mujer en un organismo como la CRAC no sólo es un proceso educativo importante tanto para los hombres como para las mujeres de la montaña y la Costa Chica, es también toda una revolución en las mentalidades de los pueblos de esta región que cambia radicalmente la noción y las expectativas que las mujeres puedan tener de si mismas: Un trato y una participación que intrínsecamente conlleva un nuevo pacto de convivencia social mas justo y equitativo. Creemos que esta incorporación activa de la mujer resolvería dos cuestiones, por un lado, como ya se ha mencionado, incrementaría el involucramiento de más mujeres al proyecto, una necesidad inaplazable. Para Enedina no hay vuelta de hoja, “Ellas se encargarían de impartir justicia, de visitar las comunidades pues para que haya mas participación de las mujeres a esta organización de policía comunitaria”, Paula lo pone en estos términos: “Nosotros como mujeres queremos que el proyecto de policía comunitaria llegue mas lejos participar ya como elementos de la policía”.

Así se generaría una forma mas equitativa de impartir justicia hacia las compañeras, Paula lo dice de este modo: “… queremos mas mujeres, para que inviten a mujeres que vayan a las reuniones y junto con ellas sacar proyectos de como trabajar en las comunidades, o bien seria a las esposas de los policías comunitarios ya que no tienen sueldo … veníamos platicando con las compañeras, yo creo que ya pasando este aniversario vamos a plantear que poco a poco va a haber policías comunitarias que también no es igual que un policía llegue a detenerte y no, mejor una compañera”.

Para una mujer de las comunidades de la montaña y la Costa Chica participar en este movimiento significa replantear y cuestionar formas tradicionales que bajo el actual sistema de explotación capitalista y patriarcal se han corrompido, tradiciones como la dote se pervierten bajo el esquema de valor impuesto por el mercado, las mujeres pueden ser vendidas lo mismo aquí, que en un prostíbulo de Nueva York.

La participación implica también educarse, aprender a leer y a escribir. Este proceso de aprendizaje es difícil, pero para una mujer en una de las zonas mas desposeídas del país puede serlo aun mas, el caso de Paula es significativo: “… para mi fue muy difícil al principio pero poco a poco uno aprende y ahora estoy aprendiendo mas. Para mi es una escuela, todavía estoy aprendiendo y quizás con el tiempo este ano pienso trabajar bien con mis compañeros yo creo que para eso me nombro también la asamblea porque me tiene confianza”.

La fortaleza de estas mujeres en Guerrero, es aleccionadora, la palabra clave es participación, pero ¿cómo hacerlo cuando la tiranía del capital, tanto aquí como en cualquier lugar del mundo imponen la misma dinámica nefasta? Doble jornada laboral, trabajo domestico no remunerado, pobreza. ¿Cuándo participar? Aquí en Guerrero, y en condiciones adversas lo están haciendo. Durante el aniversario cada mañana despertábamos con café caliente y comida, las mujeres estaban ahí, con los hijos, con el compañero, en la escuela primaria de más de 100 alumnos bilingües. Para Paula la organización del evento significó no ver a sus cuatro hijos en dos semanas y un trabajo agotador: “…administrando el dinero … yo hago de todo, yo soy tesorera, cocinera, ayudo a los comandantes regionales a repartir las convocatorias cuando se tiene que recorrer las comunidades, yo acudo con los coordinadores a recorrer las comunidades, asisto a las asambleas con ellos … es de tiempo completo y para mi es muy difícil, porque yo soy mama con cuatro hijos mi hijo mayor va en la secundaria, mi otra niña va en sexto y la otra va en tercero y la otra chiquita que tiene tres años y tengo mas de quince días que no he ido a mi casa … no pude, pues mañana tengo que estar en mi casa porque pasado es el 20 (de Noviembre, aniversario de la Revolución Mexicana) y mis hijos van a desfilar es muy difícil ser mama y estar colaborando en un proyecto así”.

Todas, como Paula, como Enedina, como las mujeres Chiapanecas, estudiantes, obreras, emigrantes, profesionistas, campesinas, amas de casa en todas las regiones del planeta en algún momento tendremos que enfrentar esta disyuntiva: participar.

Aquí en Guerrero esta sucediendo. Nadie sabe el final de estos procesos; lo único cierto, es que no hay vuelta al pasado.

Notas

[1] Aunque para el estado este numero se reduce a cinco millones 173 mil mujeres indígenas de una población de 10 millones 182 mil de acuerdo a la Comisión Nacional para el Desarrollo de Pueblos Indígenas. De acuerdo a estudios realizados por la UNAM, el número se eleva a 12 millones de indígenas. http://www.nacionmulticultural.unam.mx/acervo/libro/lib_009/I_2.htm

[2] México se encuentra entre los 15 países con más feminicidio al año, los estados que sobresalen estadísticamente son los más pobres, si los casos de las mujeres de Ciudad Juárez en el estado norteño de Chihuahua son tan solo la punta del iceberg de una violencia generalizada en casi todo el país. http://www.criterios.com/modules.php?name=Noticias&file=article&sid=8143

[3] Desde la implementación de las políticas del FMI Durante el periodo 1993-1997, un promedio anual de aproximadamente 464 mil emigrantes temporales cruzaron la frontera hacia Estados Unidos por motivos laborales, entre los estados mas afectados por este fenómeno se encuentran Chiapas, Oaxaca, Zacatecas y Guerrero. Las predicciones para este año no son alentadoras. Con la liberalización arancelaria del maíz y el fríjol, estipulada en el TLCAN http://es.wikipedia.org/wiki/Emigraci%C3%B3n_en_M%C3%A9xico.

[4] En 1982 un grupo dentro del PRI toma el poder del partido y en consecuencia de la presidencia federal, este grupo de “tecnócrata” encabezados por Miguel de la Madrid Hurtado, empiezan la desincorporacion del Estado Mexicano.

[5] Periodo presidencial de 1988 a 1994 marcado por el fraude y la famosa “caída del sistema” de computo de los votos. La sección “demócrata del PRI hace coalición con partidos de la izquierda institucional formando el PRD, o Partido de la Revolución Democrática.

[6] Una violencia endémica que aun con el gobierno actual del PRD (izquierda institucional), se ha agudizado, sobre todo en la Costa Grande. En poco mas de dos anos y medio de gobierno perredista encabezado por Zeferino Torreblanca, las desapariciones han alcanzado proporciones escandalosas, se contabilizan 28, superando por mucho las 23 ocurridas en cuatro administraciones del PRI. Gloria Leticia Díaz en la revista Proceso, “Record nefasto”, 30 diciembre 2007, p22.

[7] Para mas información ver http://www.policiacomunitaria.org/

[8] Se han denunciado las terribles condiciones laborales en las maquilas, las mujeres son sometidas a jornadas de trabajo a destajo de hasta 26 horas seguidas. El caso de las maquilas de Puebla y Chiapas ejemplifican esta ignominia, propiedad del llamado “Rey de la Mezclilla”, Kamel Nacif, un “empresario” de origen libanés involucrado en un mediatizado escándalo que destapo a una red internacional de pedofilia y explotación infantil desde Cancún hasta Hong Kong, pasando por los Estado Unidos, este oscuro personaje acaba de ser exonerado por la suprema corte de justicia a pesar de las pruebas contundentes que lo vinculan a esta red, y sus nexos con altos funcionarios del gobierno (fundamentalmente de Puebla, gobernado por el PRI -Partido Revolucionario Institucional – que estuvo en el poder 80 anos). Se piensa que su exoneración se negocio en la coyuntura de las próximas reformas en materia de energía y leyes laborales que el PAN (partido en el poder federal de extrema derecha) pretende imponer, tal y como sucedió con el fraude de este año y con el apoyo incondicional a Ulises Ruiz, asesino y gobernador del PRI en Oaxaca durante el conflicto magisterial. El PRI es ahora una fuerza en el congreso indispensable para la aprobación de las reformas (léase la venta del petróleo mexicano a Shell).

[9] http://www.contralinea.com.mx/archivo/2007/marzo2/htm/morir_pobreza.htm